La belleza de la forma humana puede admirarse en los dos sexos: el hombre de músculos enjutos y duros, la mujer de lineas contorneadas y sinuosas: ambos son la armonía. El desnudo como fin, el desnudo integral como poema, el nudismo a plena luz. El culto al desnudo tiene por igual sus atractivos en las juventudes femeninas como masculinas, cada cual con sus peculiares características. Los hombres y a las mujeres disciernen y les gusta encargarse de regenerar la raza, porque les despierta este amor la generación venidera.
Pentalfa, 1932
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