Un artista anónimo del que solo se le
conoce su firma非 (hi) ha retratado mediante su trabajo
las hondas emociones que produce la tristeza. Una serie
de numerosos chavales jóvenes llenos de melancolía en su mirada
forman su obra.
Al descubrirlo entré en un proceso fuerte de inspiración y de reflexión
sobre la tristeza humana y salió esto. Ahí lo llevan, súfranlo.
La tristeza, ese sentimiento relegado, olvidado e
infravalorado, oculto en las postrimerías de nuestro ideal de belleza ha de ver la luz. El ser humano necesita no solo estar triste, sino zambullirse en
sus aguas. Tenemos que mirar a los ojos a nuestros fracasos con nuestros ojos
reventados de dolor. Con rojo lágrima, rojo ojera.
La tristeza es la falta de consuelo, o mejor dicho, la idea
de la falta de consuelo. No hay una honda grieta más grande que el matrimonio
lésbico entre Consuelo y Amparo, chantajeado de forma continuada en la sombra
por Soledad, la tercera en discordia. Es un matrimonio malavenido que se va
balanceando en un baile sinuoso que llega desde el estómago a la garganta.
La tristeza es una herida que aún no ha empezado a
cicatrizar, que casi no es herida porque aún está abierta. No podemos obviarla
ni luchar contra ella, porque caeríamos en la trampa de querer ocultarla bajo
una alfombra de emociones compradas e impostadas. Una alfombra que no pararía
de crecer; que la mierda esté oculta no significa que no pueda acumularse. Hay
que estar en sintonía con la tristeza, dejar que nos impregne la mirada, dejar
que nos ponga rígido el ictus.
Girar la cabeza lenta y premeditadamente solo para mirar
atrás, para enfrentarte a tus decisiones y tus salidas de tono. Mirar atrás
solo para ver en qué punto fracasaron tus planes. Un ejercicio que requiere
aguantar con estoicidad cualquier tipo de tortura posible: desde los puñales en
el pecho hasta las plumas en los pies, hasta la repetición continuada de los
momentos en que tenías fe en tus expectativas.
No se quiere (a) quien no mira
atrás lleno de de melancolía . No se quiere a sí mismo nadie quien no sepa dar
un silencio para no infringir dolor. No crece quien no decrece,
quien no decrece sus ganas de hacer decrecer al otro. Quien abandona
el gregarismo, la voluntariedad, la alteridad. No crece a quien no le permiten estar
triste.
Suelo pensar que cuando llego a casa por fin puedo recuperar
toda la soledad que he ido perdiendo a lo largo del día. Siento que entonces es
el momento de enroscarme en mi mismo queriendo tomar forma de una constelación
lejana, cuando sé que en realidad soy la más mínima unidad de medida que puede
existir en este juego de niños que llamamos vida.
La tristeza tiene que
achicarte para luego crecerte, solo para aprender que en realidad no eres tan
grande, mediante una bofetada.
La tristeza también es la verdad callada en el corazón. La sombra continuada del silencio,
del secreto. El misterio de los nuevos misterios. Sentir la tristeza ya al
despertar a un día nuevo.
Estar triste es la sublimación del alma. Es una careta
interior destinada solo a engañarnos a nosotros mismos. A veces la podemos ver
como un truco, un fraude trilero, pero esencial al fin y al cabo para activar
un proceso profundo y real de reflexión sobre uno mismo. La búsqueda de un mínimo
común denominador de lo que es ser uno mismo. La búsqueda de un patrón común a
tus reacciones.
Al parecer la única regla que domina todos los tipos de
tristeza es la Soledad. La tristeza hay que vivirla solo, no quiere compañeros
de piso, y eso querida amiga, es el auténtico calvario de la persona triste. No
poder compartir la tristeza por miedo a ser tomada como un reclamo de compañía.
La personas no soportan la tristeza de otros, no soportan verlos en el fango,
no soportan el calvario de la persona triste. El miedo a pedir ayuda sin duda
es la enfermedad del siglo XXI.
La tristeza, el ahondamiento no es lo mismo que el drama,
porque el drama implica una situación, un contexto, una pérdida, una lágrima
del otro inundando nuestra cara. La tristeza es algo individual y transferible,
no atiende a un porqué y no espera a que el camino enrevesado de zarzamoras nos
impida salir, nos impida la huida.
La tristeza es absolutísima, tiene impregnarlo todo de
tristeza; tiene que teñir todo con la presencia de todos los colores mezclados.
Tiene que convertir la sonrisa del joven
que mira su niñez en la más terrible desdicha; el recuerdo del primer
beso como una sentencia condenatoria sobre las promesas.
Pero en realidad no estoy muy seguro de todo esto
porque solamente me tomo el lujo de escribirlo. ¿Que como se ha de vivir este sentimiento? Eso
quisiera yo saber…
Todas las imágenes son de 非