martes, 20 de septiembre de 2011

Por desgracia la vieron mis ojos...


Por desgracia la vieron mis ojos y sentí una gran angustia por abandonar la gacela que me hizo prisionero a la sombra de las palmeras. Refrescaba su cuerpo con un cuenco de plata y al verme se cubrió el pubis, pero el pubis se asomaba entre sus manos. Oh! si pudiera calmar mis ardores en el.
Mira, ?quienes son esos?.
Esperad muchachos. ¿puedo leeros unos versos mios? los escribi hace muchos años cuando aun era casi tan joven como vosotros.

Doblo el pantalón, cuelgo la bomber



Sentado a la barra, doy un trago al gintonic y miro al espacio en penumbra del fondo, donde un grupo de hombres arremolinados en torno a un sling se ocupan de trabajarle el culo a alguien. El techno retruena en el local, oscuramente iluminado por la luz negra y velones rojos; me llegan los chorros de aire caliente que caldean el local. Bastantes tíos en la barra, y también en la pared de enfrente, en suspensorio o mínimamente vestidos, casi todos con botas. Algunos magreos y un tipo que se masturba sentado en un barril de Cepsa mirándome fijamente. Buen material. Me restriego el paquete para animarme. Enciendo un pitillo, cojo la copa y me levanto del taburete para echar un vistazo.
Voy recorriendo el largo de la barra y me voy cruzando con tipos que me repasan de arriba a abajo, como yo a ellos. Uno, al vuelo, me toca el paquete y le retiro la mano suavemente y sin pararme. En una antigua camilla ginecológica, un tío ofrece su culo a un chaval ocupado en lubricar una porra reglamentaria.
Subo las escaleras mientras compruebo que ya la tengo firme. Al llegar arriba, un montón de tíos deambulando y eligiéndose entre el murmullo de jadeos. Me abro paso entre un grupo que rodea a un chaval arrodillado: se la come a todos; suelta una, chupa otra, se mete dos. Le golpean con los cipotes en el hombro, en la cara, en la boca. Añado el mío y me lo come, mirándome a los ojos. Muy bien... Lo aparto suavemente; sigo mi camino.
Llego a la piss area, presidida por una enorme bañera antigua donde reposa un tío chorreando, con cara de colocón. Le acaricio la cabeza y me retiro; me apoyo en una pared. Alguien se acerca y mea al tío de la bañera, sin apenas mirarle, y le sacude en la cara las últimas gotas. Yo me la saco y me la meneo mirando a otro que se ducha en una alberca alicatada de blanco industrial, rodeado por otros hombres que también se masturban. El que se ducha está muy bueno, peludete y delgado. Me mola. Algunos le acarician el culo, las pelotas, todo. De repente, una mano me abraza la cintura. A mi lado, un cuerpo impresionante y una buena cresta coronando la cabeza. Dejo el vaso en un rincón del suelo. El punkarra me mira fijamente, me pellizca un pezón, lo aprieta y lo estira. Me quejo de placer; estoy cada vez más subido y me doy más caña con la mano. Me atrapa el otro pezón y se encara a mí, y me putea cada vez con más fuerza. Gimo y siento que estoy al límite. Dejo de tocarme; le miro y le hago el gesto de parar. Él me guiña un ojo y se aleja.
Me dejo caer en un taburete. La música es ahora mejor, house industrial del que me gusta. Recupero mi copa y la apuro de un trago.
Decido parar un rato para bajar el calentón, así que cruzo el pasillo de cabinas, cuyas cortinas se agitan al ritmo de los folleteos de sus ocupantes, y llego al chillout. Es un espacio cuadrado, con una bancada acolchada tapizada en piel negra a lo largo de las rejas que hacen de paredes. Algunos tipos sentados, fumando y bebiendo, toqueteándose unos a otros. Unos gemidos acompañan la música: un hombre enorme, vestido con unos chaps y un arnés, está montando violentamente a un chico de buen cuerpo que apoya la cabeza en la bancada. Otro hombre le acerca a la nariz el botellín de poppers y el chaval esnifa con la mirada ida, y separa las piernas un poco más. El otro empuja más y más fuerte; los gritos se redoblan. Me siento junto a ellos para hacerme un peta. Llevo el tabaco y el costo en la parte del calcetín que asoma de mis rangers. Lo lío y fumo tranquilamente mientras me toqueteo el rabo y me acaricio los pezones. Jadeo y fumo y me escupo en la mano y me mojo, y subo y bajo, jugueteo con los pezones. Hace más calor. El olor del sudor se mezcla con el del poppers. Me empiezo a colocar. Alguien me pasa un cubata para poder arrodillarse y comérsela a otro. Yo doy un trago largo. Uaah, de puta madre...
Me pregunto qué hora será: no más de las cuatro de la mañana. Aún hay gente por llegar al club. Doy la última calada con fuerza y disparo la colilla con la uña.
El tipo sentado frente a mí se corre en un espasmo y dispara al aire; brama de placer y vuelan las últimas gotas. Yo me levanto vacilante y me acerco a él, le paso la mano por el pecho mojado y me unto en la entrepierna. Me gusta apestar a sexo. Detrás, un aullido anuncia otro orgasmo y, al girarme, veo que el follador del arnés ha llegado al final rodeado de otros hombres que se tocan y aprietan y morrean entre sí. El chaval enculado se yergue con dificultad, y se va con paso vacilante hasta el rollo de papel para limpiarse entre los muslos. El grupo se va dispersando y el chillout se vacía. Opto por volver a la barra para despejarme un poco.
Otra vez en un taburete del mostrador repito gintonic mientras le acaricio la cabeza al chico que, arrodillado a mis pies, se afana en lamerme las botas. Por las cortinas de taquillas, están entrando varios tipos. Algunos con muy buena pinta. El chico levanta la vista y me mira; me inclino a besarle la frente y él continúa a lo suyo. Yo miro a los recién llegados. Dentro de poco, segundo round.

Vintage Photos


































sábado, 17 de septiembre de 2011

Madrid2011



Sus ojos se clavaron en los míos
cuando sus mares se convirtieron en mis ríos.

Estaba tan bien, tan bien estuve.
Sus uñas arañaron mi espalda,
autovía hacia el placer,
destrozando mi equilibrio, transmutandome.

Placer de piel.
Ansioso ese botón de tu camisa de cuadros,
desabrochado, ansioso.

En tu pecho he de volcar mi ser.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Usadme

Usadme, violadme,destruidme, creadme después. Usadme, violadme,destruidme, dejadme caer,utilízame. No lo entiendo, no me importa, no me preocupa, no lo sé. Lo que va a suceder, ya ha sucedido, cálmate.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Adonis




Anticipo su venida expectante.
Mi corazón late más deprisa.
Todo mi cuerpo se estremece
y ésto dura hasta el momento en que,
de repente, sucumbo al sueño.


El sueño que llega sobre mi es algo pérfido.
Acecha a mi lado.
Me vigila como a un espía.
Es como alguien que esperaba cogerme de la cabeza,
cerrarme los ojos y arrojarme al olvido.

Mas no es este el caso de él,
ya que está ni cerca ni lejos,
simplemente está, cual Adonis,
perfecto y nitido.


Ni picaros ni bandoleros,
ni esponsales castellanos regios,
han podido torcer su camino.