Sí, me encuentro de nuevo intentando mantener el equilibrio
que mi cuerpo sea capaz de aguantar. Perdido sin una red que soporte la mayor
de mis caídas, sostenido sobre un cable colgado desde ninguna parte, ahuyentando
las metáforas que hagan elogiables mis palabras. El equilibrio constante, sin
saber que bien o que mal hacer. Saco la lengua sin burla y sin asco, con la red
destensada que espera mi caída, como los pétalos del otoño marrón, como los
poetas en el verano nublado. Quiero un cable que no prometa el equilibrio, que
no soporte a los espíritus que no saben dónde ir. Como un extranjero en
un país que todavía es el suyo. Un mago de la lengua al que le han robado las
palabras, en dónde la metáfora ha abandonado su cama, dejando solo ausencia,
hastío, desobediencia. Salto en trampolín hacia los caminos rectos del abismo,
cuando todavía era una sombra de mi mismo. Pensé en caer al pozo, pero era
bastante ya el destrozo.
Hen