Anticipo su venida expectante.
Mi corazón late más deprisa.Todo mi cuerpo se estremece
y ésto dura hasta el momento en que,
de repente, sucumbo al sueño.
El sueño que llega sobre mi es algo pérfido.
Acecha a mi lado.Me vigila como a un espía.
Es como alguien que esperaba cogerme de la cabeza,
cerrarme los ojos y arrojarme al olvido.
Mas no es este el caso de él,
ya que está ni cerca ni lejos,
simplemente está, cual Adonis,
perfecto y nitido.
Ni picaros ni bandoleros,
ni esponsales castellanos regios, han podido torcer su camino.
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