martes, 25 de octubre de 2011

Vettriano y Sade

Eugenia: Cuánto me alegro de haber causado ese placer! Pero querida amiga, hay una palabra que se te ha escapado y que no entiendo. ¿A qué te refieres cuando dices puta? Perdón, ¿lo sabes?, estoy aqui para instruirme.

Señora de Saint-Ange: Así se llama, preciosa, a las víctimas públicas del libertinaje de los hombres y mujeres, siempre dispuestas a entregarse al temperamento o al interés del otro; mujeres dichosas y respetables, a las que el mundo condena pero que la voluoptusidad corona, y que mucho más necesarias para la sociedad que las mojigatas, tienen el valor de sacrificar, en su servicio, la consideración que injustamente les niega esta sociedad. " Vivan aquellas a quienes honra ese titulo. Esas son las mujeres verdaderamente amables, las únicas que son realmente filósofas. En cuánto a mí, querida, que desde hace doce años trabajo para merecerlo, te aseguro que, lejos de molestarme me divierte. Es más, me gusta que me llamen asi cuando me corro. Esa injuria me calienta la cabeza.

De Filosofía en el tocador.