jueves, 7 de julio de 2011

Desorden



"...nos miramos mucho tiempo, a mí me picaban los ojos de no parpadear, sentí que me corría por la sien una lágrima y me dió la risa, un escozor irresistible me obligó a cerrar los párpados: había perdido el acostumbrado desafío . Esperé a que Juan dijera, como siempre: "te gané, no sabes aguantar". Pero en lugar de eso, noté que unos labios se posaban sobre mis mejillas con un pequeño chasquido. Me besaba.


Yo no abrí los ojos. Juan respiraba fuerte. Yo, también, pero no me oía. Me tomó la cabeza con las dos manos y la trajo hacía sí, para mí todo lo del mundo se había reducido a las manos de Juan, al jadeo de Juan, al calor de Juan que yo sentía bajo mi nuca. En aquel momento no recordaba nada. Ni sabía quién era yo. Pero sí que no me hubiera cambiado por nadie, por nadie..."

No hay comentarios: