martes, 3 de mayo de 2011

Experiencias




“Tienes toda la razón, debería habérmelo planteado ya hace tiempo. Siempre había pensando que las relaciones con este tipo de hombre iban a ser diferentes. Su aspecto descuidado, su virilidad, esa mirada de indiferencia, esos brazos… ¡Qué brazos! Me imaginaba que todo iba a ser pasión y desenfreno, sexo en la cocina, camisetas rasgadas, algún que otro azote… Pero, ¿qué me encuentro?. Romanticismo barato, tres velitas de supermercado, grandes éxitos de Sade a todo volumen, mucho tequiero entre susurros y demasiado perfume. La cena, por otra parte, no estuvo tan mal, ¿sería por el vino?. Luego, con la típica excusa de que quería respetarme, tratarme con dulzura y llevarme a un mundo de sensaciones que nunca habría experimentado, estuvo quarenta y cinco minutos penetrándome a un ritmo tremendamente pausado, eso sí, adornado con algún gruñido… ¡Por Dios, qué aburrimiento! Si al final, vas a tener razón en eso de que la metrosexualidad ha exterminado a la población masculina. Y yo que pensaba que todavía quedaban pequeños reductos de testosterona salvaje… Voy a tener que replantearme la situación y afrontar la realidad, ¿no crees?. Pero dí algo, ¡que no hablas nada!”

Visto en El Hombre Cofuso

No hay comentarios: